Toronto, Canadá.- Carlos Rivas nació el 13 de octubre de 1990 en el estado Anzoátegui y es nativo de una población llamada Los Altos de Sucre. Su nombre es muy conocido en el ámbito del taekwondo pues es idéntico al de su paisano, el legendario pentacampeón panamericano de este país, Carlos Alberto Rivas Freitas, quien mantuvo una hegemonía en los pesos más livianos del taekwondo en la década de los 80 y 90.

Pero el Rivas que nos ocupa es el de hoy, ése potente competidor de los -87kg mundiales y +80kg olímpico que viene de rozar la gloria panamericana en Toronto, tras ceder a merced del espigado campeón mundial cubano, Rafael Alba Castillo.

«Me siento muy feliz por todas las muestras de cariño que estoy recibiendo. Busqué darlo todo en esta categoría que siempre es muy disputada y me voy con la medalla de plata. No está mal, pero tampoco está bien», sostuvo Rivas a la televisión nacional tras su primera final continental después de un ciclo olímpico positivo: oro bolivariano, oro suramericano, un quinto lugar en Veracruz 2014, dos subcampeonatos en los abiertos de Costa Rica y Argentina ante Steven López y Aaron Cook, méritos a los que hay que adicionarle el título en el abierto de España este año, entre otros lauros.

En la final ante Alba, Rivas cedió 11-4, pero para la gente que estaba en Toronto, el venezolano fue el campeón sentimental por la hidalguía mostrada ante el demoledor antillano, quien lo alzó en sus brazos, le aplaudió y le tomó de la mano para que toda la tribuna del Mississagua Sport Centre lo ovacionara.

“Entre Alba y yo la rivalidad es muy dura, los dos somos fuertes, pero fuera del área de combate nos la llevamos bien. Él es un competidor muy duro y en cada combate nos damos muy duro”, prosiguió el oriental, que cerró aquella idílica batalla con la nariz rota, producto de una patada al rostro acertada por Alba a los 35 segundos del inicio del duelo que culminó 3-0 en el primer round, mismo marcador en el segundo y ya, en el tercer asalto, se declinó a favor del cubano 11-4.

LA ESTRATEGIA

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Para pelear con un campeón mundial hay que tener muy clara cuál será la estrategia, y tanto Rivas como su cuerpo técnico integrado por Luis Noguera y  Seong Hoon Kim, la tenían muy en claro: “Tenía que trabajar más y no contraatacar al peto, sino a la cabeza con velocidad, giros. Tenía que ser mucho más rápido y siendo rápido fue que le marqué las patadas que le conecté. Así debí ser todo el combate”.

“Cometí un error de desconcentración y me marcó una patada a la cara en el tercer round que bueno, nada pude hacer. Me ganó el descuido”, prosiguió.

Los que conocen al “Gigante de plata”, como le llaman en su pueblo natal, saben que es un hombre tranquilo, de personalidad alegre pero muy sereno, sin embargo, cuando entra al octágono la historia debe ser otra. «Debí ser más agresivo en el combate, pero me contenta mucho aunque perdí la final que es muy doloroso también, pero seguiré trabajando hasta lograr el triunfo».

VERDUGO Y MAESTRO

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Carlos Rivas y Rafael Alba se conocen bien desde hace ya dos combates previos a la final panamericana. El primero de ellos fue en el marco de los Juegos Centroamericanos Veracruz 2014, donde Rivas cedió en cuartos de final ante el cubano 15-3, mientras que este año, Alba dejó a Rivas con el bronce tras vencerlo en semifinales en el Abierto G-1 de México 11-6.

«Este es la tercera vez que me enfrento a Rafael y esta vez salió ganando de nuevo, pero seguiremos trabajando, porque ya uno de los objetivos es vencerlo a él. Quiero ganarle”, resaltó el criollo, para quien las derrotas a veces son sinónimo de victorias siguientes.

“Me sirvió mucho perder con Rafael en México, pues en ése combate entendí muchas cosas de mi taekwondo y sobre todo gané en seguridad porque sé que puedo pelear al nivel de quien sea, no importa si es campeón mundial, olímpico…ahora me siento más seguro y gané mucha más confianza, por eso es que mi actitud fue otra en España, donde gané oro y en cierto modo fue gracias a esa derrota”.

Rivas venció en Toronto 14-1 al colombiano Moisés Molinares; después tuvo su merecida revancha ante el representante de Canadá, rey continental de 2014 y quinto del mundo, Marc-Andre Bergeron, al que venció 4-1 después que éste le dejara fuera de carrera en el Campeonato Panamericano de Aguascalientes el año pasado, en cuartos de final.

En su duelo de semifinales, Rivas se impuso al argentino y triple medallista panamericano, Martin Sio, por 10-9.

“No hay rival pequeño. Todos son duros, es una categoría muy difícil, pero a pesar de ellos pude obtener resultados positivos para mi país y llegar a la final. Di lo mejor de mí, pero seguiré trabajando fuerte”, sostiene el joven venezolano de 24 años.

RÍO 2016 Y EL FACTOR TIEMPO

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Venezuela es un país con grandes problemas de administración presupuestaria y eso ha perjudicado enormemente al taekwondo, cuyo estatus es de ser el segundo deporte con mayor méritos olímpicos para esta nación (1 oro y tres bronces), condición que no ha sido muy valedera para los entes responsables en el presente ciclo, donde acusa un gran porcentaje en ausencia a eventos ponderables para el ranking clasificatorio a Río 2016 que estableció la WTF.

“Creo que el taekwondo debe ser más apoyado en todos los sentidos. Es algo que se han ganado nuestros antecesores y que hoy nosotros defendemos, pero para poder seguir en la élite tenemos que pelear afuera, competir, sumar puntos porque es allí donde está el chance de clasificación a los Juegos Olímpicos”, infiere Rivas, quien hasta el mes de julio ocupaba el puesto 38 del ranking olímpico en los +80kg y el sitial 18 en el tabulador mundial de los -87kg, siendo el venezolano mejor ubicado.

Bajo este panorama, y tomando en cuenta el factor tiempo, Rivas buscará sumar la mayor cantidad de puntos en los eventos a los que Venezuela logre asistir en lo que queda de año.

“Devolver el taekwondo a los Juegos Olímpicos es el gran reto, pero por ahora tenemos el Abierto G-1 de Argentina el mes que viene al que espero llegar en buena forma. Estuvimos un mes entrenando en Corea”, acotó el venezolano.

No obstante, Rivas es consciente en que el tiempo juega en contra para la clasificación a Río 2016, y por ranking el panorama se  torna complejo, pues clasifican los primeros seis por división después del Grand Prix Final que este año se realizará en México, razón por la que centra todas sus energías en el Clasificatorio Continental, donde Venezuela irá por las cuatro plazas posibles.

“El preolímpico es en marzo de 2016 y tengo fe, confianza y mente positiva en que allá vamos a conseguir esa clasificación”, afirmó. Y agregó:

“Esta medalla que tengo significa que aún no he cumplido mi objetivo que es primero ganarle a Rafael Alba, y luego regresar al taekwondo venezolano a las Olimpiadas”.

La medalla de Rivas significó mucho para el taekwondo venezolano, pues ésa plata dejó a este país por encima de Argentina, Brasil y Colombia en el medallero de Toronto, países donde el taekwondo es una política de estado, además de mantener  a esta nación en el cuarto peldaño del medallero histórico en Juegos Panamericanos, donde los Vinotinto suman 9 medallas de oro, diez subcampeonatos y seis bronces, siendo país pionero en participación desde Indianápolis 1987 hasta la actual cita canadiense de manera ininterrumpida.

 

Por: Andrés Henríquez

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